lunes, 4 de abril de 2016

Outsourcing vs. tercerización

En  nuestros días las organizaciones productivas deben recurrir a fórmulas alternas de trabajo que contrastan con los métodos asumidos en la llamada vieja economía o economía industrial, en donde ser exitoso era ser gigante y contralor del mundo, centralizando todos y cada uno de los procesos y recursos.
Actualmente, el éxito empresarial se vincula ya no al tamaño de las organizaciones, sino a la capacidad de adaptación y velocidad de respuesta de las mismas, y gran parte de esta capacidad deriva de la flexibilidad que éstas logran en el proceso de atracción, contratación y retención de su capital humano. Más que concentrar ejércitos de trabajadores como antaño, hoy las empresas competitivas recurren a fórmulas alternas de administración de su capital humano, como el ya conocido Outsourcing y la no tan comprendida tercerización.
Como ya mucha gente sabe, el Outsourcing consiste en la contratación de personal para que atienda actividades específicas que no se relacionan con el modelo de negocio de la empresa. Éstas están generalmente relacionadas con servicios, entre otros, de limpieza de instalaciones, de vigilancia o seguridad y Call Center. La contratación del personal bajo esta fórmula se realiza como un servicio independiente a la empresa.
En contraste, la Tercerización consiste en la contratación de personal especializado en actividades que sí se relacionan con el modelo de negocio de la empresa. En consecuencia el personal contratado bajo esta fórmula ha de ser experto en el ámbito sobre el cual se le solicita trabajar. Se integra a la empresa mediante un contrato, por un período determinado y le son proporcionadas las prestaciones y beneficios con lo que cuentan los trabajadores de esa organización. A diferencia del Outsourcing, la participación de los empleados ocupados mediante la Tercerización es sumamente importante para la operación de áreas sustantivas y la consecución de los objetivos de la empresa.
En México, estas fórmulas de administración del capital humano no han sido adecuadamente comprendidas, más bien satanizadas. A ello ha contribuido la falta de regulación de este tipo de procesos, la arraigada cultura laboral de sobreprotección del trabajador y la situación económica que ha elevado a proporciones inimaginables el número de mexicanos que trabajan en la informalidad.
En particular, la Terciarización ha demostrado en diversas partes del orbe ser una actividad que contribuye a garantizar un mejor funcionamiento del mercado laboral, facilitando la transición hacia esquemas de mayor flexibilidad y creando puestos laborales que no podrían generarse mediante agencias privadas de empleo.

Recientemente, el desarrollo de esta fórmula se ha visto polemizado por las propuestas de reformas laborales y los nuevos planteamientos para la mejora de las condiciones del trabajador en México. Por eso es importante que se conozcan los potenciales beneficios que se alcanzan con su adopción, que son variados y plenamente alineados al espacio legal que establece el Estado en nuestro país.